Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

miércoles, 24 de febrero de 2010

Consejo escolar

En mi última visita al Consejo Escolar, me pidieron si podía escribir unas líneas hablando de mi relación con el Consejo desde la Dirección de la escuela de Gowland.
Como algo que me resulta grato (esta metié de la escritura), las palabras surgieron.
Descontracturadas.
Con un toque de emoción.
Desacartonadas.
Informales, tal como escribo.

Como si tal cosa, digamos.
Pero me encontré con que trascendieron.
Y me llamó el presidente del Consejo para agradecerme las palabras.
Y me pidieron publicarla.

No era la idea, por supuesto.
Era un borrador.
Pero ya que aparecerán en algún semanario mercedino, acá van también.


Hace poco pensaba en mi docencia como acto solidario.
El estar en los lugares en que más se necesita alguien que lleve lo que sea: una clase de teatro, un plato de comida, un juguete, un momento de juego o simplemente, el estar.
Estar ahí.

Escuela de verano.
Mi primera experiencia.
(Atravieso primeras experiencias en muchas cosas, hace apenas unos meses que vivo aquí).
Escuela Nro. 20 de Gowland.
(¿La elegí o me eligió?)
Sin saberlo yo de antemano, aunque pudiéndolo suponer, cumplía mis expectativas de ser algo más que una mera escuela donde enseñar.
Primer día y me encuentro con tres inconvenientes: el primero y principal: me informan que la escuela no tiene agua desde el mes de Junio.
Mi cabeza hizo esta ecuación: escuela de verano, de VERANO sin agua… algo no iba a funcionar.
Segundo inconveniente: no tenía materiales para trabajar. Nada. (Y un proyecto a seguir socio-educativo)
Tercer inconveniente: el candado de la puerta de entrada a la escuela a veces, se traba y no funciona.

Mi obsesión expeditiva por resolver, me llevó a estar parada en la recepción del Consejo Escolar.
Siendo absolutamente sincera, sabía bastante poco para qué servía el Consejo Escolar.
(Trabajé en docencia en Capital y como allí es todo tan burocrático, el consejo escolar (si existe como tal) nunca fue una opción viable)
Pero estaba en su hall, esperando que alguien pudiera asesorarme en cómo resolver.
No salía de mi asombro cuando vi que había un grupo de consejeros, que me recibieron y no sólo me orientaron, sino que me resolvieron.
Y no fue un trámite burocrático de los interminables.
No hubo trámite burocrático.
Apenas una nota escrita detallando la situación y la diligencia para resolver TODO.
En la primera semana. Y en su totalidad.

Esto es que al día siguiente de iniciada la escuela, la bomba de agua estaba funcionando, y los chicos tenían materiales (lápices de colores, lápices negros, hojas y afiches) en los que trabajar, y el candado que finalmente se trabó y no volvió a abrir fue reemplazado por uno nuevo.
Escuela nueva.
Y cuando faltó comida con un llamado telefónico tuvimos reposición de comida.
Y también los chicos tienen una bolsa de ropa para repartirles y unos juguetes por los que están trabajando fervientemente para ganárselos.
Consejo Escolar.
El diccionario lo define como: órgano que tiene por misión orientar y facilitar la solución de problemas de carácter educativo.
Yo digo que es un grupo de gente maravillosa que está completamente involucrada en la resolución de cuanto sea factible y que hacen que la tarea educativa sea mucho más simple, mucho más agradable y mucho más extraordinaria de lo que ya es por sí misma.

Tiendo a idealizar.
Pero esto fue así, tal como lo escribo.
Ideal.
Y bueno, algunos sueños son posibles.

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