Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

miércoles, 27 de abril de 2011

Esto que me pasa

Siempre sentí muy instalada en mí una nostalgia profunda que ahora estoy empezando a develar.

Tengo una visión de mí misma muy diferente a la que tiene el resto de la humanidad. Por lo menos, algunos seres (importantes) de esa humanidad.

Tengo una profunda sensación de pérdida.
Y ahora vengo a descubrir que no tiene relación con el pasado, sino con el mismísimo presente.
Presente desde hace pasado, pero siempre presente.

Empiezo a ver con claridad muchas cosas.

Un tornado que pareció una brisa está dejando al aire cimientos carcomidos.
Y es así, hay que asumirlo.

viernes, 22 de abril de 2011

Rara Semana Santa

La planifiqué distinta.
Pero hay cosas que no logro conseguir y no está mal que lo reconozca.

Al final, el vínculo con mi madre me cuesta y me cuesta.
No sé por dónde hacerlo bien.
Es como que estoy siempre en falta.
Y lo sigo intentando, pero no sé si es conveniente.
Tiempo al tiempo.

No quería trabajar.
Pero a mis "chicos" del penal no pude decirles NO.
Si ellos me la hacen disfrutable.

Y hoy, organicé una nueva puesta de Jardines.
La función está prevista para el 14 de mayo en Giles. (Sí, en Giles).

Eduardo me va a hacer la asistencia.
Fede propone ideas nuevas.
Me gustan.
Me dan ganas de experimentar.
Me gusta que alguien más que no sea yo piense en mi producto.
Me gusta correrme de la dirección.

Al final, quiero convencerme de que hay vida más allá del teatro pero en mi caso, parece que no.

Copio las ganas

Jose Muscari pasó por mi vida hace tiempo y poco tiempo.
Pero dejó huellas imborrables.
Se comportó conmigo como un maestro de antaño, pese a las pocas veces que lo tuve como tal.
Después tuve el alegrón de compartir un trabajo y acceder a su mundo desde otro lugar.

Y siempre estuvo presente.
Mi cuaderno de notas teatrales tienen muchos tips surgidos de sus palabras.
Sus mails con directivas son herramienta de consulta antes de cada proyecto.

Ahora está muy mediáticamente expuesto. Y me encanta.
Me encanta que le vaya tan bien y me encanta que en la sencillez de su blog siga mostrando la sencillez de su alma.
El escribe y a mí me dan ganas de hacer lo mismo.

Su energía tan dinámica es casi imposible de igualar.
Pero no pierdo las esperanzas.

Basta de iniciales

Así nomás.
Me cansé de releer viejos escritos y no saber de quién hablaba (sobre todo las M. que siempre fueron tantas…)
Desde ahora en más, nombres completos. Si están en mi vida, están en mi blog.
Después de todo, con tantas redes sociales ya casi no queda quien no desnude su vida a los ojos de todos.
Y también para ponerle nombre completo a las realidades. Incluso a aquellas que no son gratas.
Adelante, nomás.

lunes, 4 de abril de 2011

Sensaciones II

Enojada con la burocracia del sistema educativo.
¡Si Belgrano supiera lo complicado que se volvió el acceso a la docencia…!

Salen horas.
Yo me anoto en emergencia.
Mucha burocracia que se refleja en tiempo para acceder a ellas.
Ergo, o las directoras cambian la modalidad cansadas de que nadie las tome o vienen de distritos lejanos a hacerse cargo DE ALGO QUE ME CORRESPONDE!!!!

En definitiva, perdí 12 módulos de clase.
Y los que seguiré perdiendo.
Al final… ¿será que Giles me dará más rédito que mi ciudad?

Sensaciones I (de hace un tiempo que ya es largo)

Angustia que no sé de dónde proviene.
Llanto.
La misma vida que siempre se me presenta ordenada, hoy es caótica.
Como si todo estuviese construido sobre un solo pilar que, de temblar, repercute en todo.
En todo porque no hay más que eso.
Mi vida alrededor de mi teatro.
El teatro vuelto mi única vida.
Y cuando el teatro tambalea… no hay vida.
Puro desequilibrio.
Malos días.
Los talleres que no resultaron.
El elenco que tambalea.
Las elecciones que no fueron tales.
La carroza que no me gustó.
Nada teatral está en orden.
Sí, lo inconveniente: la cárcel.
Todo desacomodado.
Y yo siguiendo sin tener con quién compartirlo.
No hay nadie a quien le interesa mi vida más que a mí.
Duele.
Duele profundo.
Hoy, mucho.

sábado, 2 de abril de 2011

Vaivenes

A veces siento que colapso y a veces todo fluye.

La mejor energía es la de los ensayos.
Mirarlos,
construirlos,
guiarlos,
confundirlos,
provocarlos...

Y si mi cabeza me estaba jugando en contra, el ensayo me vuelve al centro.

En pocos días, ensayo abierto.
En otro tanto, puesta novedosa en el Museo Migues.

Hago ruido.
Que caigan muchas nueces!!

viernes, 1 de abril de 2011

Perspectivas.

Trabajo en la cárcel.
En la unidad.
En el penal.
De cualquier forma en que lo diga, suena tremendo.
A eso tremendo que uno, sin saber cómo, se termina acostumbrando.
La primera vez que entré, que caminé esos pasillos enrejados por primera vez, sentía que de verdad, se me estrujaba el pecho.
Ahora camino acostumbrada por entre las rejas, abriendo puertas de hierro y quedándome tras los candados cerrados si no salgo a tiempo.
Cuando empecé había decidido no preguntar. Ahora, miro a los ojos a cada uno de ellos, siento sus abrazos cuando se despiden o cuando llegan, recibo sus bromas, comparto sus mates y no puedo dejar de preguntarme qué habrán hecho.
Porque uno empieza a quererlos. Más allá del lugar que los contiene, son mis actores, son mis alumnos y no importa saber qué hicieron para estar donde están.
Porque también me enseñan.
Pero sobre todo, hacen que me repiense y que repiense mi vida, mis cotidianos.
Para ellos el teatro es un BENEFICIO. Así, en mayúsculas. Un beneficio que a veces, más de uno “de la calle” no alcanza a dimensionar.
Y se exigen y me exigen y yo los miro a veces, casi sin creer lo que mis ojos alcanzan.
J. tal vez es el menos enganchado, pero tiene un compromiso moral con M. y lo va a cumplir pase lo que pase. Códigos. Que parecieran que no existen…
Y hoy, sentada al lado de J. esperando que les den entrada a sus compañeros, yo miraba el vacío. El vacío rodeado de hombres que limpian pisos, de otros que salen de aulas de estudio, de otros que esperan entrar a sus pabellones, de otros que pasan hacia su lugar de trabajo… y mi cabeza se alejaba laberíntica por pensamientos como “quién asignará los trabajos”, “por qué elegirán a uno y no a otro”, “cómo sería sus vidas antes”, “ si puede ser fácil caer”…
Y J. mirándome tal vez, pregunta qué sensación me causa estar entre ellos.
Como si leyera mi mente o mi mirada o mi corazón confundido con tanto ruido de puertas pesadas cerrando.
Con un olor particular también que no sé a qué es sino a cárcel.
Si lo pienso lo evoco.

Pero también sé que ese rato conmigo les cambia la vida. Esa vida.
Y que piensan en la salida al teatro cuando hagamos la función, y la gente que va a estar mirándolos, sus familiares acompañándolos…
Y sé que voy a ser yo quién esté con ellos en esa situación. Y me enorgullezco del lugar que ocupo.

Porque también vuelvo a casa renovada.
Sabiendo que tengo miles de pequeñas cosas instaladas como que me corresponden, pero que a ellos se les desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
Y pienso que no pueden tener. Nada. Nada de lo importante, nada de lo que a mí me acompaña a cada instante y que doy por sentado que es así porque sí.

Y no me importa el delito porque no convivo con el delito. Convivo con hombres y mujeres pagando una culpa. Convivo con sus sensibilidades, con sus pensamientos de la calle, con sus esperanzas, con sus días contados minuciosamente, con sus proyectos para cuando estén afuera, con sus enamoramientos… convivo con sus emociones, con sus dolores, con su parte sensible. Eso me muestran.
No sé las condenas. No sé los delitos. No sé las sentencias.

Sé que les hago un bien.
Sé que me están modificando.
Sé que la experiencia es positiva desde donde se la mire.

Y son mis chicos más responsables.
Y el 15 de julio nos mostramos en sociedad.

lunes, 21 de febrero de 2011

Barraca Gromeló - Presentados en sociedad

Acá los protagonistas de nuestra actual creación...




Madre e hijo. Sunta y Rodrigo. Personajes que se intensifican...








Milagros y Pablo.
¿Nace el amor?
¿Muere el amor?








María.
Fiel. ¿Envidiosa?











Rafael.
Presencia silenciosa.








Catalina. La madrina.
Apropiación. Expropiación.
Desde lejos, secretos.

Orgullo barraco

Nunca hablé de mi Colectivo Teatral Barraca Gromeló.
Nunca hablé de mis barracos.

Hoy sin embargo, siento la necesidad imperiosa de plasmar mi orgullo.

Caminaba a casa sintiendo una felicidad que me excedía el cuerpo.
Y registré que es la felicidad que siento cada vez que termino un ensayo.

Porque mis barracos me llenan el alma.
Porque realizan mi sueño.
Porque se entregan enteros.
Porque me respetan.
Porque apoyan mis decisiones y me ayudan a decidir.
Porque tiran del carro con fuerza titánica.
Porque se juegan a encarar sus temores.
Porque se van animando.

Porque valoran hasta los retos.
Porque desean crecer. Y me hacen crecer.
Porque se comprometen.

Porque mis barracos que (por esta vez) no tendrán sólo una letra
Me hacen feliz.

Porque

Daniela
Pepe
Yésica
Agustín
Fernanda
Federico
Mariula
Libertad
Mirta
Eduardo

Hacen que cada vez quiera más mi profesión.
Hacen que me esfuerce por darles cuanto poseo.

Pero por sobre todas las cosas, hacen que la FELICIDAD se llegue hasta mi puerta y permanezca cerca aún cuando ya se fueron.

Gracias, MIS Barracos!
Los quiero.

Significancias del destino

Quería un nombre para mi casa.
Rodeada de artesanos, uno de ellos trabaja la madera.
El nombre estaba pensado: Doña Rosita.
Vale aclarar: la casa pintada de rosa, y sí, el personaje de Lorca.

Por esas cosas, el artesano vecino jura y perjura que yo le dije otro nombre, por lo que mi casa pasó a llamarse Doña Rosa.
Así, sin la referencia a Lorca. O sea, sin la referencia a mi relación con Rosita.
Y en estas lecturas extrañas que uno se inventa me pregunto: será que tal vez estaré lejos de ser Rosita???

Y la pregunta siguiente, como bien me dijo D. es… ¿Será por rosa, el color del amor?
Y también resulta que es el color de mi signo.

Y resultará entonces que el destino sabe más que una.
Y que habrá que entregarse a lo inesperado.
T habrá que pensar, sin dudas, que hay un Alguien que sabe más que yo.
Incluso, en estas pequeñas cosas.

martes, 18 de enero de 2011

Pequeñas delicias de la vida vacacional

Al no tener como preocupación la falta de trabajo y los enfermos en el entorno familiar (cosas que sí sucedieron durante el 2010) cualquier preocupación actual se vuelve casi insignificante (gracias a Dios!!)

La búsqueda del citroën sigue en marcha aunque no ya como una preocupación sino como una ocupación constante y sonante.
Podría decir que es para casi lo único que salgo del reducto hogareño. (Tanto que hoy era mi tercera clase de yoga y ya falté).
Después… en esta época de bonanza me puede preocupar qué plantas compro para agregar a mi jardín, o de qué color pinto alguno de los pequeños muebles que estoy interviniendo o… la pequeña preocupación actual que tiene que ver con mi cambio (o no) de mi color de pelo.
Mis elecciones en este sentido siempre tuvieron que ver con una estética particular o con un determinado estilo que le quería imprimir al personaje en el cual a veces, decido convertirme.

El platinado que calzo desde hace casi tres años también fue una decisión de ese estilo.
Coincidió con el estreno de mi primera obra, con el cierre de alguna ex historia amorosa todavía dando vueltas, con el comienzo de una instancia laboral más cercana a mi vocación (por ende, la salida de un entorno laboral más prejuicioso a la hora de los cambios drásticos) y porque siempre en mi historia, todo cambio interior se ve anticipado por el cambio precedente en mi cabellera.

Pero más allá de todo eso, el platinado fue siempre una fantasía a concretar.
Un desafío a asumir.
Y cuando lo concreté me gustó tanto tanto que no lograba entender cómo había esperado tanto tiempo para llevarlo a cabo (otra cosa más).

Instalada en mi nueva ciudad, definitivamente fue un rasgo identificatorio.
(Verdaderamente, no hay nadie más aquí que lo use).
Y lo llevé orgullosa durante más de un año.
Pero es verdad, NADIE MAS LO USA.
Lo cual habla sin dudas de mi originalidad, pero también de una cierta desubicación con la precaria moda citadina.
Ya me caracterizo por mis pantalones, por mi bicicleta y sus accesorios, por mi profesión… ninguno de ellos, atributos contraproducentes.

Ahora bien… de mi cabello no puedo decir lo mismo.
Más allá de mi elenco y de mi otro grupo de adultos, debo decir que mi principal fuente de trabajo son los niños.
Claro que en todos los ámbitos en los que los encuentro por primera vez, el comentario inicial es: "seño, ¿ese pelo es suyo?". Después de darles las explicaciones pertinentes al proceso de decoloración y en algunos casos, de dejarles tocarlo (como si estuviesen frente a la mismísima barbie, y no lo digo por el físico, obviamente) el impacto pasa y se vuelve cotidiano.
Pero otras veces (y últimamente, repetidas veces) me enfrento a la terrible brutalidad de los niñitos que directamente y con desparpajo se dicen entre sí y en mi propia cara "mirá la viejita".
El cross que recibo pega fuerte y cuando los cachetazos se suceden, me dan ganas de bajarme del cuadrilátero.
Y en eso estoy.
Por bajarme.

Otras de las instancias significativas de mis vacaciones, será precisamente mañana cuando vuelva a lucir mi cabellera negra.
Ya no seré fácilmente reconocida a la distancia ni recordada luego de la primera vez vista, pero me quedaré con la tranquilidad de que esas intolerables a veces criaturas endemoniadas, no me refregarán los años por mis narices y me mirarán tal vez, como a cualquiera buena docente argentina.

domingo, 16 de enero de 2011

Voyeur

A través de mi ventana veo a una niña pequeña.
Hermosos rulos, nariz repingada, remera rosa muy coqueta, pantaloncitos de moda.
Está jugando. Con su hermana, creo.
La hermana es mayor y no se la ve tan divertida.
La niña está feliz.
Intenté fotografiarla, pero como siempre me ocurre en estos casos, mi máquina estaba sin pilas.
Se ríe.
Se divierte.
Me gustaría hacer lo que hace ella.
Claro, yo no tengo edad.

Tampoco prejuicios con el juego. Mucho menos. Trabajo con ellos.
Pero esto…
Es demasiado aunque no me vea más que la niña.

La envidio un poquito, también.
Esa libertad, ese desparpajo…
Está literalmente revolcándose en el barro.
Con barro desde los pies hasta su cabeza.
Salta, Salpica como si fuera agua, se arrodilla, la empujan, se ríe, se levanta, se tira otra vez…

Y yo la miro.
Y me sonrío.
Me gusta verla.
Igual, no creo que su madre al verla, piense lo mismo.

martes, 11 de enero de 2011

Bellísima mañana gris

El silencio humano es extremo.
En su defecto, mi oído puede captar por lo menos siete especies distintas de trinos.
La chicharra habitual anunciando la presencia de calor más allá de este frescor evidentemente pasajero; un gallo a lo lejos cantando a deshora (no creo que de verdad sólo canten al amanecer); pájaros y más pájaros de los que ignoro su nombre pero que me dan la sensación de una paz inconmensurable.
Y cuando pienso que esta realidad es mi cotidiano no puedo evitar sonreir.
No tengo que irme lejos a buscar el descanso en vacaciones.
Sigo celebrando por enésima vez mi acertado cambio de vida.

sábado, 8 de enero de 2011

Extraña soledad

Como si no fuera mía, como si me fuese ajena.
Esta noche se me presenta así de extraña, intrusa.
Y hasta se me da por pensar que mi elección solitaria, de ermitaña en la sociedad, no es una verdadera elección sino la opción más llevadera, más accesible, más resoluta.

Pero estos días son días de gente.
Son días de amigos.
¡Tengo amigos en mi nueva ciudad!

Y parece que las vacaciones, este reordenamiento de algunas cuestiones, esta meditación de mi vida que se asoma al mismo tiempo que las estrellas en el cielo diariamente, trae alteraciones (benditas ellas) en mi conducta social.
Y entonces resulta que hace cuatro días que la casa desfila gente.
M. de Sui (hay tantas M que en unos años, en unos meses no voy a tener ni idea de quién se trata), S., D. y M. (mis barracas), P. y el moscato, E. claro, aún por acá...

Y entonces esta noche, cuando la casa quedó sin amigos, sin música sonando, sin mate compartido... la soledad se apersonó indebida.
Ahora ya me acostumbro.
Desde lejos entra por la ventana una música que acompaña y ya disfruto los espacios a solas... será tal vez porque sé que mañana traerá más amigos...

Ayer y hoy, E.

Un E. desde la charla. Un E. que habla de sus miedos, de sus angustias, de su rareza en su ciudad.
Alto. Un E. QUE HABLA.
Y no me resulta extraño que suceda justo en el lugar en el que a mí se me revelaron mis sentimientos más enraizados. Esos mismos que estaban ocultos bajo el polvo de la ciudad.
Él no se encuentra geográficamente dice. Pero sí se está encontrando con su interior. Como me pasó a mí, como debía ser, parece.
Y es desde este lugar desde donde quiero conservar el vínculo. Porque es el E. que siempre quise develar y siempre a la vez, se me negó.
Y justo ahora, de casualidad (como si las casualidades existieran) viene a nacer en este aquí y ahora tan particular.
Por mí, por él, por la ciudad, por mi sentir, por mi decir, por mi elección de desapego de esa intensa soledad pasada, por ese amor tan no querido y ahora desvanecido.

miércoles, 5 de enero de 2011

En busca de confirmaciones

Sí, claro que las necesito.
Sobretodo cuando su amor (no, corrijo. Mi amor por él) estuvo anquilosado en mí por una eternidad.
Escucho Silvio Rodriguez, Serrat (que era nuestro conector), mis amigos surqueros... y en ninguna de las letras siento una identificación.
No lloro por ningún amor perdido. No extraño. No quiero que nadie esté en mi cama.

Y celebro entonces el vaciamiento para volver a llenar.
Porque esa trasmutación que remarcaba M. (y precisamente en mi cama, nada menos) tiene que ver con esta posibilidad recién descubierta: sí, quiero llenar.

Y entonces las canciones se disfrutan desde la poética puramente.
¡Y qué bellas las redescubro!
Puedo volcarme otra vez al romanticismo musical empalagoso, porque... NO LASTIMA!!!!

Ay, qué bellas mis vacaciones...

martes, 4 de enero de 2011

Búsqueda desesperada

En algo así como un poco más de un mes, pretendo volver a mi trabajo en Giles manejando mi propio auto.
Pero la realidad es que todavía no sé manejar y menos aún, puedo dar con el auto que quiero.
Desde la época en que L. estaba en mi vida, fantaseé con que mi primer auto sería un citroën.
Por estética, por gauchito, por que sí, siempre quise comenzar mi etapa de manejo al volante de una rana.
Todavía en Mercedes se pueden ver muchos y variados.
También son bastante los que están en venta, pero con mi mecánico exigente y especialista que me orienta, todavía no logré dar con ninguno a mi medida.
Si no tiene rota la caja está picado el chasis o no tiene limpiaparabrisas o la tercera no entra.
Y entre análisis y comentarios me voy adentrando en este desconocido mundo de los fierros y sus terminologías.
Mañana voy a ver uno a Gowland.
Ojalá la ida valga la pena. Tengo ganas ya de disfrutarlo. Tengo ganas en realidad de conseguirlo!!!

Bel far niente

La belleza de no hacer nada.
Y se me da tan bien...
Me cuadra de mil maravillas la ausencia total de horarios.
Ya no uso reloj. Apenas si me guio por el sol como para tener una mínima idea de en qué momento del día estoy. O para no llegar tarde a las pequeñas compras cotidianas.
Después... cuando quiero duermo, cuando quiero escribo, cuando quiero leo, cuando quiero como, cuando quiero tomo sol...
La grandiosa posibilidad de ver salir todas las estrellas. Me siento cuando entra la noche en mi reposera y con camperita (sí, pese a las temperaturas casi infernales, en mi nochecita campo necesito camperita para estar a la intemperie) y los ojos se me van al cielo hasta que lo veo en su negrura absoluta y bañado de estrellas.
En silencio, disfrutando... no sé si eso es meditar, estar en contacto con Dios, con la naturaleza o con el universo... pero es una sensación tan maravillosa...
Y considerando que mi plan de vacaciones no contaba con grandes movimientos sino tan sólo descansar y repensar... esa instancia me condensa encuentros con mis realidades y mi corazón se pone en sintonía, se ordena.
En ese orden debo decir que creo finalmente, haber erradicado a E. de mis emociones.
"Dirás que ya era hora y con razón" reza un poema del gran Benedetti.
Era tan simple como comprender que el hecho de no estar en el presente no significa que no haya sido importante.
Y frente a mis dudas de que esto sea verdad, tengo la prueba irrefutable de que no pude abrir mi cuerpo a su presencia. ¿Será entonces indudable que está cerrado el corazón?
Reescribo: será entonces indudable que está cerrado el corazón.