Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

miércoles, 30 de junio de 2010

Sinfin

Buscar... encontrar... perder... volver a buscar.

Volar... caer(se).

Reinventar... reinventarse.

Soñar... destruir... recrear... renacer.

Esperar... fantasear... planificar... proyectar... Despertar.

Tocar... desvanecer... disolver... perseguir... Desistir.

Vencida ella por tercera.
¿Vencida yo?

Sigo.
Sigo.
Sigo.
Sigo.

domingo, 27 de junio de 2010

Universo conspirador

Siento que el universo se mueve.
Y me gusta.

Las cosas se reacomodan a como deben ser.
El ritmo lo impone la vida pero los acontecimientos se ordenan a este ritmo maravilloso.
Todo lo que tiene que ser, SERA.

Se acabaron las clases en el Cic.
Tenìan que acabarse.
No es lo que elijo para desarrollarme, complicadìsimo para cobrar (todavìa sigo sin poder resolverlo), algo que intentè que funcionara y que, como debìa ser, no funcionò.
Fin de la etapa.

Pero como siempre que algo se pierde, algo se gana...
nuevas clases de teatro en nuevo espacio,
dos mini funciones en el marco de una feria en una casa vieja,
una funciòn en buenos aires...

Eso es lo que elijo y parece que la actividad tambièn me està eligiendo a mì.
Coincidencia maravillosa.

Coincidencias,
deseos,
sueños...

El espacio propio es una idea seductora por demàs.
La posibilidad de concretar todas las ganas, todas las ocurrencias, todas fantasìas culturales en un mismo lugar y sin pedir permiso.
Sueño que parece estar dejàndose acariciar.

Y siento una felicidad adelantada que me animo a saborear por considerarla, despuès de muchas, finalmente la correcta.
Pienso solamente en el SI.
En ese sì que necesito para que mis sueños se realicen.
La posibilidad de HACER.


Y ya ni siquiera con el temor de extrañar mi nada. Esa nada maravillosa que abre su espacio frente a mi ventana y me muestra toda su inmensidad.
Mi nada, esa nada que me rodea, dejarà de serlo.
Desde ayer al mediodìa, un enorme cartel de venta en loteo enmarcò mi nada.
Ya mi nada serà un todo del que no quiero formar parte.

Entonces elijo con màs seguridad el espacio propio lejos de acà.
Pero genialmente cercano a lo conveniente.

Y ya sin dudarlo, mi espacio serà MI espacio.
Espacio Lorusso.
Asì, sin màs.
Porque voy a ser yo.
Yo en mi inclusiòn en la ciudad que adora mi apellido.

Y tambièn Lorusso como homenaje.
Ese homenaje que no supe hacer antes al Lorusso personaje que me precediò antes de que yo le tomara la posta.

Y tambièn a mi viejo que no comparte nada de lo que hago pero que se emociona cuando ve mi nombre en el diario.

La tìa Chana tiene la respuesta.
Por muchas muchas muchas razones deberìa decir que sì.
Convoquemos a todos los conspiradores alquìmicos para que la inspiren.

Papa y chocolate

Desde lo màs sincero de mi corazòn, esos son mis verdaderos imprescindibles.

En las revistas del corazòn y en algunas de las otras, un poco màs cultas ellas pero en el fondo igual de elementales, suelen hacer entrevistas con preguntas tan importantes como "què odias, què te gusta comer cuando estàs deprimido, què te gusta que te regalen para tu cumpleaños, còmo definirìas al amor..." y ese tipo de planteos tan poco atractivos como innecesarios.

Pero mentirìa si dijera que nunca respondì por mì esas preguntas.
No sè si como comparando respuestas o para comprobar mi nivel de creatividad (no se pueden hacer màs que para eso)
Y en ese responder, me di cuenta que nunca pero nunca, doy con la verdad de lo que pienso.
No sè si es la presiòn al tratar de ser inteligente, si es la diligencia con que imagino se responden esas preguntas o por su real insignificancia, pero nunca lo que me sale decir es lo que realmente dirìa si tuviera espacio tiempo como para analizarlo y toda la gama de mi vida en la cabeza a la hora de la respuesta.

Concretamente...
Seguramente ante la pregunta de: "¿De què no podrìas prescindir?"
uno caerìa en el lugar comùn de: el amor de mi familia, mis sueños, el hombre que amo,hasta incluso el cafè de la mañana.
Pero no creo que la inventiva de para màs.
Queremos ser inteligentes, eso no hay que olvidarlo.

Pero no.
Desde mi màs absoluta veracidad, tengo solamente (¿solamente?) dos imprescindibles.

El chocolate.
Nunca lo hubiera dudado.
Hubiera sido mi primera respuesta sin titubeos y sin siquiera pensar que podrìa haber algo màs.
Depresiòn, alegrìa, soledad, compañìa, ganas, no ganas... todo, absolutamente es buena ocasiòn para un chocolate.
No imagino un solo dìa de mi vida sin su presencia.
No lo puedo obviar, no puedo no comprarlo, no puedo no planificar quedarme sin, sobre todo desde que vivo en este lejano rincòn que no tengo posibilidad de bajar a las tres de la mañana al kiosco de la esquina para saciar el antojo repentino.
Lo mejor que pueden regalarme.
Lo mejor que puedo regalarme.
En sus màs variadas y exquisitas formas, sabores, colores, tamaños y diseños.

Perfecto.
Primer imprescindible totalmente identificado y aceptado.

La papa.
Segundo de los elegidos, que aparece en la supuesta respuesta.
Este sì sorprendiò.
No porque no sea imprescindible, que lo es, y còmo lo es, sino porque no hubiera estado a flor de labios si la pregunta hubiera sido formulada realmente.
No podrìa vivir sin papa.
Dudè en decir harina en lugar de papa, pero no, porque de ùltima ùltima, la harina puede tener algùn tipo de reemplazo o sustituto.
Ella no.
Què serìa de mi pollo, de mi sopa, de mi purè, de mi pescado, de mi misma sola papa sin ella misma.
La batata no es papa.
Ni hablar de una zanahoria o un zapallo.
Ninguna de las chicas coloridas de la verdulerìa califica en su lugar.

Simplemente ùnica.

Pero claro, en una entrevista en una de esas revistas, no se me hubiera ocurrido nombrarla.
Y definitivamente, no podrìavivir sin ella.

Seguramente, esta entrada resulte tan intrascendente como los esos mismos reportajes.
Pero yo necesitaba sincerarmente en el reconocimiento de mis imprescindibles.
Pido perdòn a lo importante.
La papa y el chocolate son mis verdaderos elegidos.
Y los demàs...(ya se sabe el final).

martes, 22 de junio de 2010

Recuerdos en acciòn - Jardines de guerra


"Peinaba sus largos cabellos y los anudaba a un moño perfecto sin mirarse nunca en el espejo. Yo la miraba extasiada. Nunca pude imitarla.
Serà que con un espejo siempre me sentì menos sola." (Angelique)










"Todo el mundo que uno constuye se puede desvanecer en un segundo".
(Angelique)













"Tu abuelo era un enamorado de Parìs. Nunca habìa viajado demasiado pero decìa que su Parìs era la ciudad màs bella de todo el continente." (Prudence)








"No hay embriaguez en la vida como la de realizar un sueño".
(Prudence)

sábado, 19 de junio de 2010

Se ve que todas nos llevàbamos bien


Los recuerdos de mi infancia escolar estàn como entre cortados y velados.
Hay situaciones muy puntuales que recuerdo con toda claridad y hay otras que por màs que intente, no logro acercar a mi memoria.
Pero lo que la mente no retiene, lo hace sin esfuerzo el corazòn.

Adaptàndome de a poco a estas nuevas formas de comunicaciòn virtuales (y sin saber dònde està el acento normal en las netbooks) paseo por el Facebook como lo hacìa por Corrientes donde seguramente acertaba con una cara conocida.
Las caras lejanas pero no olvidadas del face se sucedieron en torrentes vertiginosos.
Pero hubo un clan, una especie, una realidad, una secciòn de mi vida pasada que me atrajo enormemente reconocer y luego recordar.

LA PRIMARIA
Uno crece.
Uno tropieza.
Uno acierta y se equivoca.

En mi escuela de monjas no aprendì mucho sobre historia argentina.
Tampoco sobre relaciones intersexos.
Tampoco sobre la libertad de elecciòn para ser feliz (habìa mandatos a cumplir para eso).

Pero habìa algo en lo que se educaba en silecio: compañerismo, camaraderìa, solidaridad, amor al otro.

Tan silencioso el trabajo que no fui consciente hasta que, despuès de casi treinta años sin vernos
TREINTA AÑOS SIN VERNOS
entendì la lecciòn.

Nos encontramos.
Nos reencontramos.
Como si nos hubièsemos ido a un largo viaje y volvièsemos al punto de partida.
Y en ese punto iniciàtico nos esperàbamos.
Unas a otras.
Sin saber si èramos A o B.
Sin importar si èramos A o B.

Y la charla fluyò mansamente con tiempos y esperas para cada una.
Y en el relato de cada una se recuperaba algo de aquello compartido.
Recuerdos comunes y de los otros.
Corazones adentrados en la màgica entrega de contar vida y desamor como si treinta años no fuesen nada.

Mujeres ahora.
Niñas ayer.
Y la constante de primeros pasos dados al unìsono que nos trajeron a un mismo y lejano destino: nuestro encuentro hoy.

En este redescubrimiento de vìnculos verdaderos,
en esta instancia de relaciones sin màscaras,
en esta etapa de volver a las fuentes...

agradezco con el alma a cada una por el inmensamente grato momento compartido.
Por la felicidad de todas
por los desamores comunes
por las ilusiones presentes
y los futuros encuentros.

S.,
G.,
T.,
A.
sepan que me hicieron un poquito màs feliz esta tarde sintièndome parte de un universo querido.

Gracias, Mazzarellas!