Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

sábado, 19 de junio de 2010

Se ve que todas nos llevàbamos bien


Los recuerdos de mi infancia escolar estàn como entre cortados y velados.
Hay situaciones muy puntuales que recuerdo con toda claridad y hay otras que por màs que intente, no logro acercar a mi memoria.
Pero lo que la mente no retiene, lo hace sin esfuerzo el corazòn.

Adaptàndome de a poco a estas nuevas formas de comunicaciòn virtuales (y sin saber dònde està el acento normal en las netbooks) paseo por el Facebook como lo hacìa por Corrientes donde seguramente acertaba con una cara conocida.
Las caras lejanas pero no olvidadas del face se sucedieron en torrentes vertiginosos.
Pero hubo un clan, una especie, una realidad, una secciòn de mi vida pasada que me atrajo enormemente reconocer y luego recordar.

LA PRIMARIA
Uno crece.
Uno tropieza.
Uno acierta y se equivoca.

En mi escuela de monjas no aprendì mucho sobre historia argentina.
Tampoco sobre relaciones intersexos.
Tampoco sobre la libertad de elecciòn para ser feliz (habìa mandatos a cumplir para eso).

Pero habìa algo en lo que se educaba en silecio: compañerismo, camaraderìa, solidaridad, amor al otro.

Tan silencioso el trabajo que no fui consciente hasta que, despuès de casi treinta años sin vernos
TREINTA AÑOS SIN VERNOS
entendì la lecciòn.

Nos encontramos.
Nos reencontramos.
Como si nos hubièsemos ido a un largo viaje y volvièsemos al punto de partida.
Y en ese punto iniciàtico nos esperàbamos.
Unas a otras.
Sin saber si èramos A o B.
Sin importar si èramos A o B.

Y la charla fluyò mansamente con tiempos y esperas para cada una.
Y en el relato de cada una se recuperaba algo de aquello compartido.
Recuerdos comunes y de los otros.
Corazones adentrados en la màgica entrega de contar vida y desamor como si treinta años no fuesen nada.

Mujeres ahora.
Niñas ayer.
Y la constante de primeros pasos dados al unìsono que nos trajeron a un mismo y lejano destino: nuestro encuentro hoy.

En este redescubrimiento de vìnculos verdaderos,
en esta instancia de relaciones sin màscaras,
en esta etapa de volver a las fuentes...

agradezco con el alma a cada una por el inmensamente grato momento compartido.
Por la felicidad de todas
por los desamores comunes
por las ilusiones presentes
y los futuros encuentros.

S.,
G.,
T.,
A.
sepan que me hicieron un poquito màs feliz esta tarde sintièndome parte de un universo querido.

Gracias, Mazzarellas!


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