Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

lunes, 17 de mayo de 2010

Sabor amargo

Teatro y ciudad.
Los dos polos que traté de unir, los dos amores.

Decepción.
Angustia.
Desasosiego.
Bronca color dolor.

De once funciones de mis Jardines, tuvimos que suspender tres.
Por falta de gente, obvio.
Y duele porque siento la soledad por sobre todas las emociones.
Porque no siento que acompañen a mi proyecto desde el mismísimo núcleo interesado que me tendría que acompañar.
Empiezo a entender algunas cosas, me empiezan a cerrar círculos, a caer fichas.
Si no fuera por S. y G. mi obra estaría absolutamente sola.
La gente que viene dice que les gusta mucho.
De las críticas que salen en los diarios dicen que son las mejores de todas las obras que se han hecho.
Pero la tristísima realidad es que ni siquiera la misma gente del propio teatro viene a las funciones.
No siento apoyo.
No siento ganas de que funcione.
No veo interés.
No veo acompañamiento.

Comentarios a sotto voce.
No invitaciones.
Apuro para bajar.
Felicitaciones por el concurso de dramaturgia porque "es más importante".

La ciudad me celebra en las páginas de sus periódicos pero me da la espalda en las funciones.
Podría consolarme o auto convencerme diciendo que a los grandes genios nunca los comprendieron.
Lástima que no me sienta genio.

Siento dolor.
Y ganas de no hacer más.
O probar otras instancias: ensayar sólo para giras, para otros pueblos, para conseguir los laureles afuera para que luego los celebren dentro (pareciera que sólo así funciona).

"Noches extrañas las que no tiene luna", dice mi Manuel Belgrano en algún momento de sus parlamentos.
Se las tomo prestadas.

Mañana está anunciado lluvia.
Mi decepción se incrementa.
Mis expectativas se pierden en el cielo nublado.
Mi dolor en el alma crece.
Mi desconcierto reina.

Y yo??

Semana abismal

Abismo.
Así se siente.
O como una soledad que no sé cómo manejar.
Con qué llenar.

Terminé de escribir la obra del bicentenario.
Fin del romance con Belgrano.

Dentro de seis días se terminan las funciones de mis jardines.
Vendrá gira, claro… pero con tiempo.

Sin escribir.
Sin funciones.
Me siento vacía.
Abismada.
Con el susto que me produce la inactividad.

No puedo pensar en no producir nada más, estamos en mayo.
La pregunta también es ¿Qué?
A sabiendas por la experiencia pasada que no funciona el drama, pero que para comedia no cuento con actores.
Que debería hacer una obra de autor muy conocido (MUY CONOCIDO) pero de pocos personajes.
Que algunos de mis alumnos podrían estar listos para actuar, pero habría que saber realmente de cuánto tiempo disponen para hacerlo.
Que quiero actuar, porque me siento en un momento que me gusto, pero si actúo quién me dirige.

Otra vez, abismo.
Por todo eso, abismo.
Me gusta escribir, me redescubro.
Pero no conviene otra ahora.
Teatro de autor.
Teatro arte.
Teatro pequeño.
Teatro no drama.
¿qué doy con todo eso?

¿Cómo se duerme esta noche?

Lo miraba y me moría de ganas que me diera un beso.
Se lo dije.
Pero después, cuando ya no estaba conmigo.
Luchando contra lo incorrecto, lo impropio, lo inadecuado.
Pero es que de un tiempo a esta parte el pasado se me volvió tan presente que me aprisiona de tan fuerte que me abraza y parece que todo se me confunde.
O se aclara.
Yo sabía que iba a venir.
Desde el jueves que lo siento en el alma.
Lo dibujaba con mi imaginación.
Lo veía sentado, mirándome.
Dice S. que cuando me aplaudía me miraba lindo y sonreía.
No lo miré.
Cuando me saco el personaje estar arriba me da vergüenza.
Tema no superado parece, este del aplauso.
Me moría por mirarlo mirándome… y no me animé.
Como no me animé a pedirle que me bese.

Lucha interior.
Cuando más quiero respetarlo,
cuando más quiero respetar sus decisiones,
su elección de vida
es cuando más que antes, mucho más que antes el cuerpo se rebela en otras sensaciones.
Lo sueño.
Lo pienso a diario.
Lo deseo.

Y me vuelvo cursi:"Todo me recuerda a ti"
Mi propia historia de amor belgraniana,
Películas que veo,
Lecturas que desempolvo,
Música que escucho…

Momento de concentración en escenario, antes de la función
Y mi corazón un remolino: sonando la música de F. y E. esperando para entrar a verme.
Pasados.
Ilusiones.
Sueños no concretados.
Amor desamorado.

E. y el saberlo amor de mi vida.
Me obligo a decir hasta hoy.
Me obligo a pensar que no es el último.
Que mi sueño de casa en el campo puede aún ser compartido.

Tal vez esta lejanía me acercó a lo verdadero.
Tal vez deba entender que E. fue AMOR.
Que fue.
AMOR.

Caminando por el arte

Si me siento a escribir de un tiempo a esta parte, es sólo para escribir de Belgrano.
Entregué mis primeros esbozos de situación con bastante de texto.
Me vino a vuelta de correo una devolución tan exhaustiva que creí que no podría retomar la idea y reescribir con esos parámetros nuevos.
Pero lo hice y salió algo que finalmente, me gustó más que aquellas primeras pinceladas.
Me voy como re enamorando con cada encuentro con el teclado.
Voy hurgando en los pensamientos de los protagonistas y me divido en la piel de uno y otro alternativamente.
Me gusta el juego.
Puedo imaginarlos de mil maneras, con historias previas de las más variadas. Claro, como dijeron en aquella reunión, sin darnos de patadas con la historia.
No hablé del tema con E., por supuesto.
Y no sé ahora si quisiera hacerlo.
La soledad, el silencio del campo, las noches frías que ya aparecieron, su recuerdo en mi casa (porque no lo dije, pero estuvo en casa)… otra vez y por momentos, siento que me confundo, que me mareo en el recuerdo y lo quiero traer al presente, que me dan ganas de apersonarlo a mi vida afectiva y hasta que se quede.
Ahora cuando claramente es todavía más imposible que antes. Por sus decisiones y por las mías.
Celebro profundamente su cambio de vida que lo aleja aún más de mi campo lejano y me alegra que esté siendo feliz.
A sabiendas que su felicidad es incompatible con la mía y deseando a veces que se acerca a mi corazón.
(¿Eso es amor?)
Ya Belgrano no se parece a E.
(Me quedo pensando en silencio varios minutos lo que acabo de escribir).
Creo empezar a entender algunas cosas.
Belgrano no elige una cosa por sobre otra.
Belgrano resigna la que más desea en pos de el beneficio de lo que desea. Para que sea feliz sin ser él quien otorgue esa felicidad.
No deja decidir, eso es claro.
Pero decide pensando el lo mejor para el otro.
Ceder con amor.
Ceder por amor.
Esa es la decisión que le quiero hacer tomar.
Lo engrandece.
Vuelve a ser héroe del corazón.
Si supiera que E. eligió de la misma manera, sería también mi héroe personal.
Ahora es sólo mi fantasía.
Punto y aparte.

Seguimos con las funciones de Jardines.
Es rara la ciudad.
Salen notas en los diarios, críticas muy buenas, la gente que va sale encantada… pero no logramos que vaya mucha gente.
Según calendario, nos quedan tres fines de semana.
Me da vértigo.
Demasiado poco.
Pero tampoco responden como para que la extendamos.
Tal vez en otros pueblos.
Tal vez los festivales a los que nos vamos a presentar.
Estoy feliz con mi reencuentro con la actuación. Me siento cómoda, relajada, segura, tranquila… pero me subleva que no vaya gente.
Dimos una función para tres personas.
Fue la mejor.
Pero es tan poco!!
Sé que la obra da para más.
Aumentamos la publicidad. Me corrijo: hicimos algo de publicidad.
Veremos este fin de semana.
Como dice aquel viejo cuento: "Esto también pasará".
Tal vez desde mañana se de vuelta la taba.
Sería un maravilloso golpe al ego.

De E. (o Belgrano)

¿La inspiración surge de la necesidad?
O por lo menos se retroalimenta de ella.

Difícil situación si se trata de escribir "porque hay que hacerlo".
Porque otro SI entró a mi mundo de dudas de la entrada anterior (Esa que iba a llamarse "¿por qué a mí no?)
El sí que faltaba y que me hace trascender incluso en los diarios locales.
Gané un concurso de dramaturgia.
De nuevo.
Gané un concurso de dramaturgia.
Suena increíble aún hasta para mí misma.
No, me corrijo. No para mí.
No sé por qué, pero en un rincón oscuro y telarañado (otra vez, esta costumbre de la invención) de mi corazón, estaba segura que iba a ser seleccionada.
No sé si por las condiciones de la participación o porque el texto de Jardines me gusta mucho (con ese participé) pero sea por lo que fuere, el día que debían confirmar los seleccionados (14 en toda la provincia) y viendo que mi teléfono no sonaba, me deprimí (a mi elegante manera de deprimirme) porque sabía que debían llamarme.
La explicación fue congruente a mi pensamiento cuando dieron los nombres seleccionados una semana más tarde y ahí sí, mi teléfono sonó para confirmarme mi corazonada acertada.

Y ahora me encuentro en la situación de estar "estudiando" material para poder después, generar un texto teatral.
Me gusta la situación, la disfruto pero también me da vértigo la posibilidad de que no surjan las palabras, que la idea que imagino gestar no venga a mí, que este "tener que" sea más complicado que placentero.

Pero también creo que las palabras surgen de la profunda conexión con lo que quiero contar, o por lo menos así sucedió las veces anteriores.
Y si algo estoy teniendo es conexión con el material que elegí.
Pensar en escribir un texto "histórico" suena tan atractivo como desconcertante.
Humanizar lo inhumanizable, por lo menos, por la forma en que nos acercamos a estos temas en nuestra temprana edad escolar.
Y ante el riesgo, elegí un tema que me convoca… (¿por distante?)
No. Distante no.
Conocido y arraigado en la piel y en el corazón.
Heridas que no cierran (ahora parecería que fuera beneficioso que todavía no hayan cicatrizado. Tal vez sirvan de inspiración).
Historia de amor, decía.
Correspondida, sí pero no con final feliz.
Nuestros próceres también sufrieron de estos males y es extraño descubrirlo.
Protagonista: Manuel Belgrano.
Un Belgrano tan humano como desconocido.
Con una historia de amor profunda, sincera, importante, pero por la que vaya a saberse el por qué, finalmente no se jugó.
Hice un paréntesis en la lectura del material para ver si podía dilucidar la decisión de la ausencia, de su NO final.
Tratando de entender al hombre.

Y claro, la asociación fue inmediata.
A mi hombre aquel, cercano a mi vida y a mis afectos, no pude encontrarle el punto de comprensión ni quise hacerlo.
Ahora con mucha distancia, me encuentro con un prócer, un ídolo, un héroe con una actitud tan cercana a la de mi E.
Y no pude dejar de pensar (y hasta de decirle) que ahora más que nunca me vendría muy bien una charla con él.
Imagino que la realidad puede por un momento, acercar la ficción, acompañarla, inspirarla.

Imagino una charla con él hablando de sus NO pasados, de sus justificativos, de sus certezas que nunca supe pero ya no desde el amor y el involucrarse sino desde la distancia. Pero más que la distancia en tiempo, la distancia personal. Hablando de él y de mí pero sin conformar un nosotros (no es eso lo que interesa, aunque no estaría de más saber algunas cuitas).
Tratando de entender a Belgrano a través de E.
Suena gracioso el pensarlo y mucho más el escribirlo. Pero fue una asociación tan intrínseca como natural.

Otra vez el amor infeliz. (¿Hay amor infeliz?)
Ya en Jardines el tema en MI personaje (¡qué lindo suena MI personaje!) es ese tipo de amor.
Como preámbulo de este personaje. Como si aquel fuera la antesala del que tiene que ser ahora. Y también los une la decisión militar, o el deber ser antes que el amor. Sin saberlo vislumbré en Didier pinceladas de Belgrano. Pero aún así, no logro comprenderlos.
¿E. será la solución?

Cambios, giros, modificaciones, progresos…

Sigo asombrándome de la paradoja que parece regir mi cambio.
En la ciudad de ritmo lento, los acontecimientos se suceden vertiginosos.
O fluye como debe ser, hacia el destino correspondiente.
Se abren puertas, se cierran ventanas (que son más bien como heridas), se gestan proyectos que luego pueden llevarse a cabo, se crean vínculos, se espera sin desesperación, se confía, se cree, se agradece en definitiva tan acertada decisión.

Hay deseos que una no se anima a gritar por no ir en contra del mundo, o en contra de cómo el mundo va acomodando el suceder de los acontecimientos, pero seguramente tienen más voluntad que la voluntad misma y hacen fuerza hasta explotar y ver la luz en el momento en que deben hacerlo, tal vez con una sabiduría más acertada que la que yo misma podría imprimirles.

El sábado próximo estreno mi obra.
ESTRENO mi obra, digo bien.
Porque hay un abismo entre lo que era y lo que es.
Desde los detalles más mínimos, pasando por significancias importantes hasta llegar al motor que la mueve o la sostiene.
Otra vez, "cuidado con lo que deseas".
Me preguntaba cuándo iba a escribir un personaje que me gustara pero para mí.
Tuve un intento de un gran monólogo que está más cercano a una novela y que quedó abandonado en algún rincón de mi computadora esperando la hora de salir de nuevo a escena.
Rescatada del abandono antes de que se convirtiera en un alma en pena, Angélique llevará puesta a partir del sábado, mi piel.
Después de años de sentir ausencia, ahora llega todo junto.
Y mis Jardines los creé, los dirigí y los actuaré.
Y vuelvo a descubrir el placer de la actuación, del estar presente, sintiendo madurado el concepto, ya no sólo transmitiéndolo sino aplicándolo, haciéndolo carne.
Trabajo en mi concentración y cuando creo haberla logrado, miro desde Gabriela y me siento feliz de ser de nuevo actriz.
Y puedo jugar en escena que es lo que más me mantiene alerta porque sé con tranquilidad que S. está conmigo abiertamente receptiva para estas pequeñas travesuras y pruebas.
Y el ensayo se vuelve placentero y ya quiero que llegue el momento, quiero el estreno cercano, quiero mostrar, quiero disfrutar ante la mirada de los demás.
Y no llego corriendo a ese día como me pasó tantas veces!!
Y lo disfruto.

Y casi en el mismo instante en que me decidía a escribir una entrada que se llamara "¿por qué a mí no?", suena mi teléfono con la respuesta de un casting.
Me preguntaba el por qué de esta compulsión a exponerse cuando existe una debilidad interior para aceptar la negativa.
Para qué competir si duele tanto perder.
Por que a lo que a mí respecta, se me vuelve imposible el no fantasear, el darme por perdedora y entonces imagino mundos de victoria, llenos de resultados positivos, de premios ganados, de trabajos otorgados…
Y la realidad que no lo confirma hace que la caída sea por lo menos, estrepitosa.
El casting del San Martín que no fue.
El trabajo al que me postulo y que no llaman.
Exponerse.
Pretender.
Desear.
Y los NO que hacen rodar ilusiones por tierra.

Pero apareció un SI que me alegra.
Por el sólo hecho del SI y porque es actuación.
Y lo contradictorio de mi primera oportunidad en cine una vez salida de Buenos Aires (No es allá que estas cosas suceden?)

Y también acá me suceden los alumnos.
Porque es acá donde hay algo que decir.

(¿Y me animo a dejar cavilaciones inconclusas que quedarán flotando en el éter porque evidentemente, no seguí el hilo conductor del pensamiento y ahora ya no puedo retomarlo?
Sí, mejor que así suceda. Ya vendrán ocurrencias más cercanas. No sé retomar ideas lejanas. Vaya yo a saber en qué mundos andaba rodando mi cabeza por estos días en que comencé a escribir esta entrada).

¿Por qué titilan las estrellas?

¿Es que se están por apagar o me guiñan el ojo?


(Bueno, un desliz romántico nocturno).

Escuela de verano

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Amo el teatro!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Amo el teatro!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Amo el teatro!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Amo el teatro!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Amo el teatro!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Amo el teatro!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Amo el teatro!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Amo el teatro!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Amo el teatro!!!!!!!!!!


Uffff... Que buena catarsis!
Esta mañana me felicitaron por el trabajo que estoy haciendo en la escuela.
Mañana a la obra van muchas "autoridades": consejeros escolares, el coordinador de las escuelas de verano, la inspectora… todo porque somos (soy) la única escuela de esta modalidad (una hora y media) que está trabajando con los chicos (además del comedor).
Y quieren participar de nuestro cierre.
Me enorgullece (creo que está de más decirlo, pero por qué no mimarme).
Y sí, es cierto. Estoy (estamos) trabajando bien y lindo.
Comprometido, como me dijeron.

Los pibes lo merecen.
La escuela lo merece.
Mi satisfacción con el laburo lo merece.


Ya casi al filo de esta primera etapa.
Mañana, último día de la escuelita de Gowland.
Y me emociona el final como si hiciera muchísimo tiempo que trabajo ahí.
Preparamos una pequeña obra de teatro sobre piratas, magos, brujas, duendes y un tesoro escondido.
Pero lo más importante de la obra es que entendieron perfectamente el mensaje: TODO ES POSIBLE.

Y para mí, ellos fueron el tesoro escondido.

Empecé con tanta incertidumbre esta etapa de Directora, tantos miedos desde el desconocimiento, pero resultó una maravillosa mezcla entre trabajo solidario, clases de teatro y un poco de producción y papelerío.
Y todo deja un saborcito tan dulzón en la boca...
La pedaleada para llegar, me gustó.
El vínculo que se empezó a gestar con A. me gusta.
La hora y media que compartíamos todos juntos que volaba.
El almuerzo con ellos pidiéndome que me siente al lado de tal o cual.
Yo comiendo lo que comían ellos.
YO COMIENDO LO QUE COMÍAN ELLOS (No es nada contra las cocineras de los comedores escolares, así todo, es la primera vez que me animo a comer a diario lo mismo mismo mismo que los chicos)
Las normas que fuimos estableciendo y que se fueron instalando. ¡¡¡¡Y Cumpliendo!!!!
Las más rebeldes que terminaron trayendo flores todos los días de la última semana.
Esos maravillosos ojos de asombro que se abrieron inconmensurables cuando vieron los juguetes que teníamos para ellos.
Los López y su perra que también llevaban (y alguna que otra vez, la olvidaban)
Cada cabeza de clan familiar y el tupper que dejaban en la cocina para la comida que sobrara.
La "guerra de los cuentos".
Las preguntas con letras.

¡¡¡Y todo todo que les venía bien!!!

Experiencia asombrosa,
extraordinaria,
estupenda,
inesperada,
impresionante,
Emocionante…

Que me completa y me hace feliz.
(Ahora quiero que me alcance también para el alquiler)