Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

sábado, 18 de diciembre de 2010

Estado actual

Técnicamente, ya estoy de vacaciones.
Me queda por ir un día a Giles pero digamos que al no haber niños de por medio, es como si fuera de paseo. Bueno, no sería la ciudad que elegiría para pasear, pero ese dato no viene a cuento.
Y están también los ensayos, claro.
Restan pocos encuentros en este año. Y eso es lo que hace que sienta que aún no estoy de vacaciones, porque tomé la firme decisión de descansar del teatro también. Lo necesito. Para re enamorarme. Para re disfrutarlo. Para que la creatividad arranque de cero, sin ojeras de cansancio.

Vacaciones, decía.
Mi plan es archi sencillo: descanso en casa.
Mi casa que hoy iba a empezar a mejorarse con la venida del jardinero y que se frustró por esta maldita lluvia.
No me gusta planificar porque cuando los planes no resultan como los imaginé me enojo, me angustio, me malhumoro.
O sea que... ¿mis vacaciones las empecé de malhumor?

Pienso mejor entonces que la lluvia parará, el jardinero vendrá, yo podré poner mi pileta en el pasto recién cortado, llenaré de flores y plantas el jardín ahora que parece que mis perras están madurando y que ya no se les da ni por hacer pozos interminables ni por arrancar todo lo que sale de la tierra, y que en esas condiciones mis vacaciones serán lo relajadas y tranquilas que las imagino y necesito.
Sí, así está mejor el pensamiento.
Después de todo, todavía falta una semana para Navidad y hay tiempo de sobra para que la casa esté en condiciones.

Ordenar afuera para ordenar adentro.
De eso se trata.
Escribiré mucho (imagino que tendré un romance con mi teclado este verano), leeré mucho también y ordenaré mi cabeza y mi corazón para empezar el nuevo año con menos tristeza y más cosas claras.

Pensé en viajar unos días para ir a ver a N.
La verdad, necesito su abrazo, sus palabras, una charla con ella de aquellas que supimos tener: interminables, profundas, íntimas, sinceras.
Pero en esta necesidad de ser fría en algunas decisiones considero que es un gasto muy grande para unos pocos días, que además se complicaba el ordenamiento de los perros y además de eso, con el plan ya en marcha de la búsqueda de mi primer citroen y la necesidad imperiosa de aprender a manejar, la ida a ver a N. iba a ser más una complicación que un disfrute.
Quedará pendiente para alguna otra oportunidad.

¿Seré capaz entonces, de generar amistades como aquella pero más cercanas, acá nomás, al alcance de la mano?
Otro desafío para estas vacaciones.

Cuenta regresiva en marcha.
Diez…
Nueve…
Ocho...

Odio la lluvia

Volver al rudo después de tanto para retomar con un pensamiento negativo.
Aunque si lo pienso bien, también tiene su lado positivo y por eso mismo, importante.

Tiempo de movilizaciones internas.
Tiempo de sentarse con el corazón en la mano y animarse a reconocer miserias y necesidades.

Hay vientos que desatan tormentas.
Hay huracanes que desnudan el alma si uno está desprevenido y no tiene un árbol a mano del cual asirse en caso de que el viento arrastre.

Siento que por la mía pasó uno de esos que destruyen hasta los pensamientos.
Y en medio de tanto descalabro, no atino a pararme a pensar qué es lo mejor y qué no. Simplemente, me dejo llevar. En algún momento, parará.

Y ahora que parece que calmó, es tiempo de recoger los pedazos y acomodar de nuevo el rompecabezas en el que se convirtió mi corazón.
Entonces… reordeno la casa, pongo colores donde hacen falta, perfumo el aire y aprovecho las vacaciones para reordenarme por dentro.

Soledades.
Elecciones.
Decisiones.
Amores y desamores… como para empezar a rearmar el rompecabezas desarmado.

Hay realidades propias con las que no estoy de acuerdo.
No sé qué hice o qué dejé de hacer para que se instalen con tanta presencia en mi cotidiano, pero estoy preparada para encararlas y modificarlas.

Hoy D. me decía que me notaba más triste, con menos chispa, más apagada.
Y sí, hay un poco de todo eso. Pero aún así, la férrea voluntad de girar lo que esté a mi alcance para ubicarlo en un lugar más a gusto, más agradable, más llevadero.

Tantas emociones conviven dentro mío en este momento que siento que me avasallan.
Navarasas.
Se revelan, se muestran.
Se mezclan, se confunden.

Y yo empiezo a aclararme, como el cielo después de tanta lluvia.