Jose Muscari pasó por mi vida hace tiempo y poco tiempo.
Pero dejó huellas imborrables.
Se comportó conmigo como un maestro de antaño, pese a las pocas veces que lo tuve como tal.
Después tuve el alegrón de compartir un trabajo y acceder a su mundo desde otro lugar.
Y siempre estuvo presente.
Mi cuaderno de notas teatrales tienen muchos tips surgidos de sus palabras.
Sus mails con directivas son herramienta de consulta antes de cada proyecto.
Ahora está muy mediáticamente expuesto. Y me encanta.
Me encanta que le vaya tan bien y me encanta que en la sencillez de su blog siga mostrando la sencillez de su alma.
El escribe y a mí me dan ganas de hacer lo mismo.
Su energía tan dinámica es casi imposible de igualar.
Pero no pierdo las esperanzas.
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