Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

sábado, 28 de agosto de 2010

Él en mi cabeza

Toda nuestra historia fue una despedida.
Para no irnos a ningún lado.
O por lo menos, no demasiado lejos.

Porque mis pensamientos lo convocan tan a menudo!...
Hay momentos especiales donde su imagen, su recuerdo, su presencia aumenta con pasos tan firmes que pareciera que quisiera quedarse en mi corazón para siempre.
Pero mi corazón no quiere que eso pase.
Mi razón no quiere que eso pase.
Pero mi corazón insiste.

Cuando estoy triste… él aparece.
Cuando estoy feliz… él aparece.
Cuando siento deseos de un abrazo… él aparece.
Cuando deseo soledad… también es él quien aparece.
Cuando deseo mi casa en el campo… sólo él aparece.

Y yo lo convoco con mi pensamiento, y él se hace presente por teléfono. Casi instantáneamente.
Como si se sintiera convocado, como si escuchara mi corazón a la distancia, como si todavía hubiera algo que nos conecta.
Pero nunca dice lo que yo espero.

Stop.
¿Dije espero?

No, no espero. Deseo.
Eso.
Deseo.
Nunca dice lo que deseo.
Porque no espero. (¿No espero?)


La susceptibilidad, mi susceptibilidad me lo acerca.
Y todo se me confunde.

Porque sumergida en el mar de la susceptibilidad, apenas una cosa que se descoloca, todo el universo lo hace.
Y las decisiones que son maravillosas cuando mi mundo está sintonizado, se vuelven desastrosas cuando todo se me desacomoda.

Y entonces todo en mi vida vuelve a estar mal.
Las decisiones,
El trabajo,
Las elecciones,
Los SI y los NO,
Los amigos,
Los amores…

Mi padre que falleció y no lo lloré.
Las clases que se me vacían de alumnos.
El dinero que no se hace presente.
La incertidumbre de cómo seguir.
Mi tierno amor presente que no valoro su presencia.
Y él volviendo.
Él volviendo.
Para nada.
Por que sí.
Porque no sé por qué se me presencia tan poderoso cuando estoy débil.

Todo se aleja y él llega.

Pero el verdadero, el que llama, el que se presencia por teléfono y no el de mi imaginación… él, el que llama nada sabe de todo esto.
Claro que no.
Tantas despedidas… tantas veces de terminar, tanto tiempo pasado…
¿Cómo explicar que estos pensamientos son todavía recurrentes?.

¿Qué sentido tendría verbalizárselos?
Sé que sentido tendría.
Ninguno.
Es por eso que sólo son pensamientos sueltos, debilidades de un corazón confundido.
Momentos pasajeros.

El no verbalizar permite el juego.
Puedo imaginar cuantas veces quiero sus respuestas.
Puedo hacerle decir lo que quiera.
Como quiera.

Otra cosa sería la palabra dicha.
Sería repetir lo que ya sé y que no quiero volver a escuchar.

Serían años atrás.

Ni siquiera sé si esto es realmente lo que quiero escribir.
Pero es lo que sale.
Por algo sale.
Mejor no escribo más entonces.

Mi corazón me está traicionando.
Creo.

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