Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

martes, 19 de octubre de 2010

Cambio de equipo

Interurbanidad.

Alguien le dijo a alguien que en las escuelas de estética debemos cuidarnos de confundir el cariño con la educación.
¡¿Pero como educar sin cariño?!
Comentario difuso, suelto al aire en lugar no apropiado, y lejano a la realidad. Por lo menos a mi realidad.

Soy la nueva MED de la escuela de estética de Giles.
Y claro que me alegra, por supuesto.
Lo necesitaba, lo deseaba, lo buscaba. Algo, un poco de tranquilidad laboral.
Un pasaje por escuelas poniendo mucho de mí donde podré permanecer.
Es placer.

Pero también fue desazón, fue tristeza, fue soledad.
Porque para acceder a ese cargo debí renunciar a mi suplencia en Suipacha.
En mi querida Suipacha.

Querida desde la pequeñez de la ciudad.
Querida desde la bienvenida a brazos abiertos el primer día que aparecí en la escuela.
Querida desde la calidez de mis maravillosos compañeros.
Querida desde las salidas a las plazas a ensayar nuestros ritmos.
Querida desde los almuerzos compartidos y los mates bienvenidos.
Querida desde los festejos de cumpleaños con papas fritas y palitos (M. no imagina un cumpleaños sin estos aditivos).
Querida desde las charlas en ruta.
Querida desde la tecnología puesta al servicio de los buenos deseos.
Querida desde Belgrano y Dolores y las empanadas premiadas.
Querida desde los golpes al bombo y el policía en la plaza.
Querida… simplemente, querida.
Por mil cosas, querida.

Recuento momentos (unos y otros) y pareciera que estuve años anclada en esos corazones.
M. (la femenina y el masculino), D., S. personas personajes que aparecieron en mis días como un remanso a los vínculos desencontrados.
Personas que identifico con mis primeros pasos en la docencia formal.
Docentes maravillosos de los que aprendí mucho cada día.
Compañeros. Eso, sencillamente COMPAÑEROS. Especialmente, COMPAÑEROS.

A veces la emoción anuda las palabras en la garganta.
A veces no deja fluir la inspiración como quisiera porque agolpa de recuerdos la sensorialidad táctil y se me dificulta el contacto con el teclado.

No pude despedirme.
(Tal vez porque no se necesite despedida).
Porque van a estar por siempre en mi corazón y voy a hacer lo que pueda para que sigan también en mis días. Ya no como rutina cotidiana, ya no compartiendo flanes y palitos de hojaldre, pero sí como encuentro de amigos, de colegas, de pares.


Hoy en mi primer día en Giles almorcé sola.
En un pequeño restaurante de la ciudad. Sola.
Pensando en Suipacha, extrañando Suipacha.
Celebrando el nuevo cargo, el cargo propio… pero sola.
Con un distintivo de la nueva escuela en mi pecho.
Pero mi corazón todavía latiendo por un amor dejado a 60 km. De distancia.

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