Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

lunes, 2 de noviembre de 2009

Una piedra en el zapato

Que venía molestando y no me dejaba disfrutar completamente de este universo que me propuse recrearme.
Y como la vida corre y es una sola, me siento con el deber hacia mí misma de intentar construirla de manera placentera, sintiéndome feliz cada noche al acostarme por cómo lo estyo haciendo.

Capital me estaba molestando.
En realidad, mi trabajo en Capital era el que me molestaba. Ya hablé de eso en una entrada anterior.

Hace algunos días hablaba con E. (con el E. de aquí), y le decía que sentía que ya había duelado alguna vez más de lo que debería haberlo hecho y que no quería repetir esa situación.
Entonces ahora salgo a resolver.
Y resolví.
Renuncié a mi trabajo capitalino y conseguí trabajo acá.
Estoy dando clases de teatro en escuelas.
Sí, lo que siempre quise hacer.
También estoy dirigiendo. También lo que quiero hacer.
Con la conexión con lo mío de la forma que quería.

La docencia me gusta, la disfruto, me completa.
Sé que voy a pasar por la vida de esos chicos y que tal vez, los ayude a concretar sueños.
En el teatro todo se puede.
Y en la vida también. Por lo menos me gustaría que sean capaces de creerlo como para intentarlo.

La vida se va organizando en la frecuencia que corresponde, pareciera.
Lo que tiene que suceder, sucede.

Con E. (el de allá), nos vimos en mi última visita a Capital.
Pero no va a haber más idas para allá.
Y como él no está dispuesto a venir para acá, yo tampoco siento la necesidad o las ganas de hacer yo el esfuerzo. (Ya las cosas han cambiado notablemente en ese aspecto)

Por lo que se deduce que nuestros encuentros serán muchísimo más espaciados. Si son.
Hay algo de la conexión que no quisiera perder. Existe un sentimiento enraizado en el alma que va a permanecer más allá de... pero no es lo suficientemente poderoso como para hacer el intento del encuentro cuando sé que él (E.) sólo espera, que nunca va a generar, que nunca va a hacer algo para provocarlo.
Mi vida ahora está acá. Así lo quiero y así lo siento.

Tengo la vida que siempre quise tener (o por lo menos, algo muy muy cercano a ello).
El que quiere compartirla, bienvenido sea.
El que no... dejaremos de vernos entonces.





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