Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

viernes, 17 de septiembre de 2010

Semejanzas. Semejante

En esta noche comprendo que mi F. sí se parece a mi E.
Por algo habrá sido que el abecedario los coloca juntos.

A veces creo realmente que mi vida diaria no es ordinaria.
Que mis pensamientos, mi pasión, mi decisión de vida no lo son.
Y que lo que yo no considero especial, para otros sí lo es.
Y que mis riesgos son tales.

Dice que está feliz pero que perdió alegría.
Lo que debería ser goce se le vuelve complicación.
Y no me alegra.

No sé cómo paso por la vida de los otros.
Pero sé que no es la primera vez que genero esta dicotomía.
Y no me alegra.

Pero además pienso en los desencuentros.
Una vez más, los desencuentros.
Los que podrían, no los atravieso.
Los que atravieso, no pueden.
¿Busco o me encuentran?

Debe existir una especie de patrón, de modus operandi interno y oculto cuando se eligen siempre los mismos tipos de vínculos.
Y no me alegra.

Mi vida no es ejemplar ni paradisíaca. Pero la sigo eligiendo así como está.
Pero con los vínculos… con los vínculos me pasa otra cosa.
Me está pasando otra cosa.
Quiero modificarlos. Quiero encontrar un poco de paz, de quietud, de cotidiano, de diario y ordinario.

Él me admira.
Dice que empieza a amarme con no sabe cuál tipo de amor.
Pero el estar conmigo no es lo mejor, parece.
Hay algo en mí que hace ver en los otros su adentro, su interior, su mundo pequeño.
Y por lo general, ilumino las zonas que no se quieren ver.
En las que se encuentran los deseos ocultos, las fantasías, las pasiones no desatadas… y que no se quieren desatar.
Y cuando el volcán empieza con su ebullición, uno se refugia a ponerse a salvo.
Y él también va a hacerlo en breve.

Me pidió que no lo deje.
Que no lo deje solo.
Que no me vaya todavía.

Y yo me pregunto… ¿para qué permanecer?

(Hago un stop en la escritura y pienso. Busco respuestas. No encuentro. Pasan los minutos y no encuentro).

En realidad, no sé si soy yo la que debo tener la respuesta.
No soy yo quien tiene las dudas.

Porque mi respuesta está a flor de labios: irse.
Ya no con el circo, pero sí de su vida.
Si no es placentero, no quiero estar.
Si quita alegría, no quiero estar.
Si no se disfruta, no quiero estar.

La noche altera las intenciones.
El lugar era ideal para pasar un momento grato.
No para develar sentimientos ocultos.

Pero su universo necesitó develarse.
Y yo escuchaba todo como saliendo de otra boca pero por segunda vez.

Me animo a seguir avanzando. Pero no sé si vale la pena.
Tal vez debería evitarlo ya que las manifestaciones son tan semejantes.
Estoy cuidando que el desarrollo no sea el mismo.
Debería evitar que el desenlace lo fuera también.

No por mí.
O tal vez, también por mí.
No le temo al dolor, pero prefiero evitarlo.
A tiempo.
Antes de que se propague y contagie el resto de los espacios comunes.
Ahí lo extrañaría más.
Ahí lo necesito.
Ahí no quiero yo que él se vaya.

No me arrepiento de haber mezclado, pero esta noche (tal vez sólo esta noche) digo: qué cagada haberlo hecho.

No hay comentarios: