Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

martes, 28 de septiembre de 2010

Y la lluvia no llegó

Segunda vez en cuarenta y tres años.
¿Premonitorio de cambio?
Tal vez.
Ojalá.

Ayer aseguraba que no creía en milagros.
Pero ayer también cambió el rumbo de los acontecimientos y la negatividad dobló por una callejuela equivocada y logré burlarle el paso.
Y hoy descanso con mi almohada en los hombros con olor a tranquilidad y semillas emocionadas.

El que no haya llovido es significativo, no puedo dejar de considerarlo.
El que mi padre no estuviera en cuerpo presente también es un dato que no puedo dejar de mencionar.
Pero que los vínculos, los escasos vínculos citadinos hayan cambiado tan significativamente es un hecho tan representativo que lejos de entristecerme me ubica en una nueva forma de mirar a los integrantes de esta ciudad que no logro comprender.

Los de siempre, los queridos, los pensados… esos estuvieron todos.
Por teléfono, claro. Pero presentes.
Los que miran la vida con el mismo par de anteojos que los que uso para manejarme cotidianamente.
Los que, cada uno a su manera y en su metié favorita, siguen los mismos molinos de viento que guían mi despertar diario.
Esos, aquellos, estos de este lugar preferencial en mi corazón, esos estuvieron todos.

Los de acá… me atrevería a decir que son una casta particular.
Un imaginario particular dentro del imaginario general.
Anoche cuando ya quedábamos menos D. me dijo algo revelador: tal vez no todos los vínculos tengan que permanecer. Tal vez algunos, varios, sólo pasen por nuestra vida momentáneamente, tal vez incluso, para cumplir una misión, para orientarnos en una búsqueda, para marcarnos un camino o incluso también, de manera equivocada.

En esta soledad elegida, en este iniciar de cero, la permanencia a veces, se me vuelve un fin en sí mismo.
Y tal vez en esa persecución, me pierdo de la objetividad de la calidad vincular.
Yo quiero que todos sean permanentes. Porque necesito alguna permanencia.
Porque estas ausencias de ahora me recuerdan la distancia física de mis permanencias lejanas.
Y a veces duele.

Cuando veía dirigir a L., cuando lo analizaba dando sus clases, cuando intentaba mirar a través de su mirada, no podía entender cómo era capaz de ver tanto en cosa tan pequeña.
Aprendí de él a mirar minuciosamente sobre el escenario.
Pero ahora creo que me concentré tanto en eso que perdí la capacidad de mi mirada cotidiana, de mi mirada en el afuera, en el mundo que me rodea a diario, en el abajo.

Anoche hablábamos también de cumpleaños como inicio de nueva etapa.
Fue un cumpleaños feliz.
Fue un cumpleaños revelador.
Fue un cumpleaños de haber estado con quien realmente debe estar.

Fantaseo siempre con cumpleaños tumultuosos, y tiendo a eso incluso cuando me siento mejor en lo pequeño. Cuando reconozco que en la tumultuosidad, no sé conducirme.
Como si las presencias fueran las únicas determinantes de cariño.

Ahora mientras escribo, llueve.
La lluvia llegó con un día de retraso.
Y si bien este es el estado que originariamente me remite a mi cumpleaños, logro asegurar que el día de sol también me sienta bien para mi festejo personal.

Muchas emociones.
Muchas revelaciones.
Muchas decisiones de acá en más.
Muchas personas a las que seguir queriendo.
Muchas otras a las que no dedicarle más tiempo.
Y no está mal.
Y no hace mal.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Cuanta realidad !! y sigo diciendo... que facilidad tenes para expresar lo que te esta pasando... Muy buena!! y viste?? siempre que llovio... paro !! :D

Gabriela Lorusso dijo...

te quiero!!!
que lindo saber que estas de ese lado, leyendome, registrándome...
porque... sos T., no????????