Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

miércoles, 11 de marzo de 2009

Amor entre las piernas

O sexo con el corazón.
Porque más allá de los años de idas y vueltas, algo de eso hay.
Con E. fuimos amantes durante más de diez años.
Y aunque a él no le gustaba esa palabra (y hemos llegado a tener largas discusiones al respecto), era lo que éramos.
Pero también era cierto que había mucho amor de por medio.
Sabemos que las características del amor pueden ser de las más variadas y a veces en mayor o menos grado, nunca dudé de que lo había entre nosotros.
Hubo tiempos en que el amor iba de la mano del sexo, otros en que el sexo primaba al amor y otras en que el amor se sostenía pero el sexo no aparecía.
Cancelamos nuestra historia hace muchísimo tiempo. Años.
Nos desafectamos emocionalmente y sexualmente después.
En la actualidad, no había ni una cosa ni la otra.
Nos veíamos a veces (podían pasar períodos de ausencia tan largos como las barbas imaginarias de Dios), charlábamos con más o menos profundidad (siempre algo de nuestra intimidad, la de cada uno, la personal) queda velada, muchas cosas del otro no las conocemos y tácitamente asumimos que así sería y está bien (bueno, tuve períodos en que para mí no estaba bien), podíamos compartir unos mates o un café por ahí pero no pasaba de eso.
A fines del año pasado y sin pensarlo, se armó una cena que podía ser tildada de romántica. Con velas, vino tinto, sahumerio, besos suaves... Besos suaves que fueron el primer contacto después de mucho tiempo de distancia corporal pero que creo en ese momento, los dos lo vivimos como algo normal entre nuestros cuerpos.
A partir de ese momento, un nubarrón de deseo empezó a rondar.
Su cabeza, mi cabeza, su cuerpo, mi cuerpo...
La tormenta se acercaba con el correr del tiempo y estaba próxima la lluvia.
Y llovió.
Después de más de tres años, volvió a llover.
A cántaros, como diluvio.
Una lluvia mansa pero fuerte. Que deja respirar pero sin ahogar.
Refrescante.
De verano.
En algún lugar sentí que los cuerpos nunca dejaron de estar conectados, que siguieron afinados a pesar de los años.
Vibraban juntos, acompasados.
Música.
Fue lluvia y música.
El campo quedó de nuevo solitario.
Con la calma de la siesta de verano, el olor a los duraznos y el colchón de violetas bajo los pies.
Lindo recuerdo.
Eso.
Recuerdo.


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