Deseo desde el corazón

Deseo desde el corazón... Que nunca les falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar donde ir y alguien a quien querer.
Y recuerden: lo imposible solo tarda un poco más...

miércoles, 4 de marzo de 2009

Fragilidad

Cuando me volví adulta (aunque no sepa exactamente en qué momento ocurrió eso) las relaciones comenzaron a parecerme cada vez más complicadas.
Tengo recuerdos del mundo de mi adolescencia mucho más simples de lo que después se transformó el mundo en el que me sumergí.
En aquella época todo era lo que era. El chico que te quería te lo decía y significaba eso y nada más que eso. Tus padres eran sólo tus padres y debías amarlos por esa misma razón. Tu vocación era lo que más te gustaba y no te cuestionabas si era lo más conveniente en materia de redituabilidad o no. Tus amigos eran incondicionales y no podías dar un paso sin el consenso general y sin que ellos se enteraran casi al mismo tiempo en que estabas decidiendo dar ese paso.
Después todo se me complejizó.
Y entonces el amor se convirtió en una ruta con señales confusas donde después de un "te quiero" podía venir la propuesta de matrimonio, el pedido de sólo sexo o la desaparición al día siguiente sin siquiera saber los motivos.
Donde mis padres se conviertieron en una institución mucho más cerrada y de la que no logro entender el funcionamiento, y ya no sé si son mi modelo a seguir o a esquivar, si tengo que seguir queriéndolos porque sí o existen otras posibilidades mucho más amplias de afecto.
Mis amigos empezaron a estar en mi vida por etapas. Y entonces conservé amigos de aquella rosa adolescencia (pocos, poquísmos), hubo amigos del profesorado que quedaron en la estación Profesorado y nunca más estuvieron presentes más allá de que en noches de campamento desnudáramos las almas y a veces también los cuerpos, luego fueron los amigos que se generaban en cada proyecto teatral con una intensa comunicación cotidiana donde no había tapujos para contar nada de nada y que luego de las últimas funciones... eran también sus últimas funciones.
Tal vez fui yo la que no supe conservar estos vínculos o tal vez es la forma en que necesito que esten en mi vida.
No siempre me gusta que esto sea así.
No siempre me gustan las decisiones que tomo.
Muchas veces extraño gente que fue importante y que a esta altura, no sé en qué lugar del mundo están anclados.
De todas formas hay un par de esos entrañables, de esos con los que, desde la adultez repetimos rituales adolescentes. Y me gusta que estén en mi vida todavía. Y en un lugar del alma me sigo sintiendo adolescente cuando los veo.
Aunque como en aquella época, todavía siga tomando malas decisiones.

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